León España:
En el albor del día, despiertan los sueños,
con el sol que asoma, se encienden anhelos,
las almas valientes marchan sin frenos,
luchando en la vida contra fríos desvelos.
El camino es áspero, plagado de piedras,
cada paso un reto, cada giro un abismo,
se alzan las voces, dejando huellas,
forjando sus destinos en busca de un mismo.
Los vientos susurran historias de antaño,
de guerreros caídos, de batallas ganadas,
sus ecos nos guían, llenos de tamaño,
recordándonos siempre nuestras sendas sagradas.
Con el sudor en la frente y el fuego en el pecho,
se levantan las manos, se clavan en el suelo,
cada golpe recibido, una lección de trecho,
cada caída enseña, cada paso es consuelo.
Las sombras nos siguen, tratan de asustar,
pero el brillo de la fe se asoma en la niebla,
no hay muro tan alto que impida soñar,
ni cadena tan fuerte que ahogue la entrega.
Las luchas se entrelazan como ramas en el viento,
en cada corazón late un deseo sincero,
de cambiar el rumbo, romper el tormento,
alzar nuestras voces, ser uno de acero.
El amor se despliega, es fuerza palpante,
un lazo indestructible que une las almas,
en cada mirada, en el gesto constante,
las luchas se abrazan, y la esperanza calma.
Las historias se tejen con hilos de oro,
cada vida es un canto, un verso eterno,
y aunque el camino esté lleno de lloro,
cada lágrima brilla, cada paso es tierno.
Nos levantamos de nuevo, tras cada desdicho,
con la frente en alto, el corazón valiente,
las luchas sin cesar son fuego en el nicho,
sin miedo al futuro, con paso sonriente.
La noche nos abraza, sus estrellas titilan,
cada destello es fuerza, cada luz un aliado,
los sueños se encienden, nuestros rumbos destilan,
en el vasto horizonte, un nuevo camino alado.
Los valles y montañas nos miran con orgullo,
pues somos guerreros, luchadores sin fin,
nunca nos rendimos, ante el dolor o el murmullo,
seguimos avanzando, con fe en el confín.
Así avanzamos juntos, codo a codo,
construyendo puentes, derribando barreras,
la vida es batalla, un océano en modo,
donde las luchas florecen, en bellas quimeras.
Que retumben las voces, que el grito se eleve,
que el eco resuene, que el mundo lo escuche,
las luchas sin cesar son lo que nos mueve,
son fuego eterno, son vida que luche.
Y cuando la noche nos quiera sepultar,
en la penumbra hallaremos nuestro faro,
en la lucha sin fin, aprendemos a amar,
pues el verdadero triunfo es el camino claro.
Así, pasen los años y se apaguen las llamas,
las luchas seguirán, en el alma prendidas,
por cada historia vivida, por cada vida que ama,
seguimos marchando, eternas partidas.
ATT: WENDY SANTIAGO