En un campo de sueños, dos corazones se enfrentan,
bajo el estandarte de anhelos y temores.
Las balas de palabras son flechas hirientes,
y cada silencio es un grito de amores.
Las promesas son trinchera, fortaleza sagrada,
pero en la batalla, se rompen los lazos.
La confianza es un puente que se vuelve nada,
mientras los ecos arrastran viejos fracasos.
La estrategia se vuelve un juego de ajedrez,
donde a veces se gana, a veces se pierde.
Los recuerdos son minas, y cada uno es su rey,
marcando el territorio que el dolor muerde.
“Retirada”, susurra el viento frío de la noche,
mientras el amor herido busca paz en su interior.
Las cicatrices cuentan historias con derroche,
en la guerra del amor, cada uno es su propio autor.
Tras el humo y el estruendo, la calma asoma,
y se tienden las manos en busca de perdón.
Cada lucha forja una nueva paloma,
que vuela alto, cantando su canción.
Así, en la guerra del amor encontramos,
la resiliencia de almas que saben sufrir.
En cada renacer, nuevos lazos formamos,
y en la reconstrucción, el amor vuelve a lucir.
Por: Wendy Santiago